jueves, 3 de octubre de 2024

TRILOGÍA STANFORD

  UNA ESPOSA PARA STANFORD




Delaney Stanford estaba harto de que su familia lo presionara para que se casara y tuviera descendencia. 
Pero él no estaba por la labor. 
Era multimillonario y le gustaba la vida que llevaba. 
Salía con mujeres pero siempre les dejaba claro que no quería nada más que no fuera una cena y disfrutar del sexo con ellas. 
De manera que, para callar a su familia, decidió buscar una esposa para un año y después de ese tiempo se divorciarían. Y la encontró.



ADIÓS SR. STANFORD




Delaney Stanford, con todo su poder y sus millones, no era capaz de encontrar a Tess, su esposa.
 Ella le había abandonado unos meses atrás y Delaney desconocía su paradero.
Delaney encontró el diario de Tess y lo leyó, con la esperanza que hubiera escrito algo que le diera alguna pista para encontrarla. 
Pero no encontró nada al respecto.
Sin embargo descubrió algo que lo dejó atónito, Tess estaba embarazada. 
Iba a tener un hijo suyo.
Delaney sabía que no iba a encontrar a su mujer, si ella no quería que él la encontrase. 
De manera que dejó de buscarla.
Se había dado cuenta de que estaba loco por ella y se arrepentía de todo el daño que le había hecho durante los meses que vivieron juntos. 
Y decidió esperar a que Tess volviera a Nueva York.




TAN ARROGANTE COMO STANFORD




Lauren sintió frío mientras dormía y se acercó al hombre que tenía a su lado en la cama, buscando el calor de su cuerpo.
Nathan sintió que alguien se pegaba a él y pensó que estaba soñando. 
Pero, un instante después, abrió los ojos al sentir que, ciertamente alguien estaba a su lado y enredaba las piernas con las suyas. 
¡Había una mujer durmiendo en su cama!
Lauren consiguió deshacerse de él y se escabulló, desapareciendo de su casa.
De una forma casi inexplicable, o debido a la simple casualidad, volvieron a encontrarse una y otra vez.
Si su primer encuentro fue mal, los siguientes fueron aún peor. 
La relación entre ellos fue nefasta y catastrófica. 
Nathan odiaba a esa mujer, y no escondía el odio y el desprecio que sentía por ella. 
Pero a Lauren no parecían afectarle los comentarios poco halagadores que ese abogado sabelotodo le dedicaba, y correspondía a ellos con salidas rápidas, afiladas y, a veces tan divertidas que incluso el tenía que hacer un gran esfuerzo para evitar sonreír al escucharlas.
Aunque todo tenía un límite, que ese arrogante abogado sobrepasó.
A pesar de ese odio y ese desprecio aparente que ambos se profesaban, había una atracción entre ellos díficil de ignorar. 
Pero de la que ambos eran conscientes.



YO NO SOY COMO STANFORD 



Después de catorce años sin verse, Carter se encuentra con un antiguo amor. Un amor de adolescencia que nunca pudo olvidar. En el pasado se portó muy mal con ella, y siempre se excuso a si mismo por la edad, ya que tenía diecisiete años cuando abandonó a Ellie, que contaba quince años, con disculpas que no tenían ningun sentido para ella.
Cuando Ellie supo que el vivía en Nueva York, ciudad a la que ella se había mudado recientemente, evitó encontrárselo, porque tenía un secreto muy bien guardado y que no deseaba compartir con él. Pero no pudo evitarlo ya que, por coincidencias de la vida se encontró con Logan, un amigo del pasado, que era a su vez amigo de Carter.




NADIE ES COMO STANFORD 



Logan era sacerdote en una iglesia de Nueva York. Un día descubrió que alguien estaba robando dinero del cepillo de su iglesia. Poco después se dio cuenta de que no era un ladrón, como había pensado en un principio, sino una ladrona. 
Desde que era sacerdote, nunca se había sentido atraído por una mujer, sin embargo, y sin saber la razón, no podía quitarse de la cabeza a la chica que cada mes se llevaba dinero de su iglesia. 
Kate consiguió evitar hablar con Logan durante algún tiempo, hasta que él la acorraló un día en la iglesia para que hablaran. Desde el primer día que Kate vio a Logan, algo cambió en su interior. Ese hombre le gustaba, y mucho. No sería una mujer normal si no le gustara un ejemplar como ese. Sabía que iba a cometer un error, un error muy grande, pero una de las veces que se vieron, no pudo evitar decirle lo que sentía por él. Logan estaba desconcertado al saber que esa chica estaba interesada en él. Era cierto que a él le gustaba su aspecto, era sacerdote, pero no estaba ciego. Lo que le extrañaba era que se sintiera atraído por ella, porque su vocación era muy firme, y eso no iba a cambiar. Intentaba por todos los medios mantenerse alejado de ella, para no tener tentaciones, aunque no estaba siendo una tarea fácil.

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