Fue el tipo de relación donde invertí más de lo que tenía para dar. Le di todo. Así que cuando falló me perdí a mi misma. Me cambió. Él me cambió. Me hundí junto con el barco. Mi alma se incendió en las brasas con el resultado. Su fuego lo devastó todo. Él me quemó. Me destrozó.
Scarlett siempre soñó a lo grande. Se dirigía directo a Hollywood. Destinada a la pantalla grande. Pero ni en sus sueños más locos se imaginó que estaría en la ruina y soltera a los veintiocho años, repartiendo bebidas a trece mil kilómetros de altura. Era una camarera glorificada en los cielos. Habían pasado años desde que lo vio por última vez. Pero un día,se sentó allí, mirándola fijamente, dispuesto a incendiar todo una vez más. Dante la quería. De nuevo. Claro, le seguiría la corriente... pero esta vez, era su turno. Ella lo destrozaría. Después de todo, el amor es la guerra.
Scarlett.
Lo hizo de nuevo. Me devastó. Me quemó.
Me destrozó.
Me dio aire, solo para dejarme jadeando, retorciéndome.
Pero luego algo cambió. Algo que me aterrorizó y me emocionó en ambas medidas.
Algo que me destruyó completamente.
Algo que me rehízo de nuevo.
Dante.
Nuestro amor estuvo maldito desde el inicio. Ella no lo sabía, pero yo sí.
Todo lo que sabía es que le mentí, la traicioné. Hice cosas imperdonables.
Cosas inolvidables. Sí, rompí promesas tan seguramente como rompí su corazón.
Pero al igual que toda guerra tiene pérdidas, y cada mentira tiene consecuencias, cada bastardo tiene sus razones.
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