Sin mi toque, la gente muere. Gritando, ardiendo de adentro hacia afuera. Una buena persona querría salvarlos.
Yo no quiero.
En el imperio de Khesere, reina la magia. Aquellos que pueden controlarla tienen todo el poder, hasta que ese poder se vuelve contra ellos y los consume por dentro. Ahí es donde entro yo.
Soy una Inerte. Lo opuesto a la magia, y lo único que con seguridad salvará la vida de un hechicero antes de que su poder lo queme en pedazos. También soy una esclava. Sin rostro, sin voz y encadenada.
Ahora me han entregado a los Lorem, el grupo de hechiceros más selecto del imperio. Cinco hombres que representan todo lo que odio en este mundo. Sirven al emperador cumpliendo todos sus caprichos. Mis enemigos.
Estos hombres no son nada de lo que esperaba. Su odio al imperio arde casi tan brillante como el ardiente destino del que los libero. Y cada día que pasa, se convierten menos en mis enemigos y más en el amor que siempre soñé tener.
Pero el Emperador busca algo, y mientras los Lorem buscan, sus ojos se posan también en mí. Cuanta más magia consumo, más me quiere para él. Mis amantes lucharán por mantenerme a salvo y en sus brazos, porque si el Emperador me toma, nunca me dejará ir.
2
El gobernante del mundo me ha capturado. Me quiere a su lado como su posesión, como su salvación, como su novia. Me ofrece todo.
Solo ofreceré la destrucción.
Los cinco hombres que me aman huyen para salvar sus vidas y salvar la mía. Nada impedirá que el Emperador les dé caza, y nada impedirá que mis amantes me rescaten.
Si puedo sobrevivir tanto tiempo. Porque en la corte de un loco, nada es real.
Soy una vez más esclava, esta vez de los caprichos de un gobernante que ansía la inmortalidad. Afirma que lo anhelaré una vez que mis amantes hayan muerto, pero nunca cederé. Mi Inercia es verdadera, pero también lo es mi corazón, y nunca le pertenecerá.
Hay un lugar en este mundo en el que podríamos estar a salvo y fuera del alcance del Emperador, pero ya sé que él nunca dejará de cazar. Porque para un hombre que quiere ser un dios... Soy el único premio.
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