jueves, 9 de mayo de 2024

Serie Love, Austen actualizada 3

 




Un hombre que actúa sin pensar, otro que se lo piensa mucho antes de actuar y los contratiempos que se encontrarán en su camino hacia el amor verdadero.




Emerett “Lake” Lakewood tiene el ego por las nubes y una vena dramática sin igual. Tras la boda de su mejor amigo, hecho que le rompe el corazón en mil pedazos, estima oportuno encontrar algo que lo distraiga, y qué mejor distracción que jugar a ser cupido.
De hecho, ya le tiene echado el ojo a un par de jovencitos que parecen más que dispuestos a enamorarse. Y tiene un plan infalible para liarlos.
Barbacoas.
Sesiones de fotos.
Recitales de poesía shakesperiana.
Lake lo tiene todo controlado. Es evidente que el amor está en el aire, es algo que salta a la vista.
Bueno, menos para Knight, el padre de su mejor amigo, que le pide que cese en su labor de casamentero y que deje que el amor siga su curso natural.
Lake siempre ha valorado la franqueza de Knight, pero, esta vez, se equivoca. Sin su poder de cupido, puede que dos corazones destinados a estar juntos nunca encuentren el amor. Y,
además, ¿qué sabrá Knight? Lake lo conoce desde hace siete años y, en todo ese tiempo, casi nunca lo ha visto salir con nadie. No sabe de lo que habla. Y eso que lo tiene todo: es sensible, amable, generoso y, para un tío de cuarenta y cuatro años, hay que reconocer que está buenísimo.
¿Por qué estará soltero?



2



Lake: Dime que esta vez has conseguido su número de teléfono.
Cameron: Sí. Pero no creo que deba hacer uso de él tan pronto.
Lake: ¿A qué llamamos «pronto»? ¿No lo viste ayer?
Cameron: Se supone que hay que esperar tres días, ¿no? Si no va a parecer que estoy desesperado.
Lake: Es que estás desesperado.
Cameron: Gracias.
Lake: Por lo que me has contado, parece que esto podría llegar a algo.
Cameron: ¿Tú crees?
Lake: Mándale un mensaje. Algo sexi.
Cuando se trata de libros románticos, Cameron Morland sabe muy bien leer entre líneas. Pero, ante un romance real, puede que el chico necesite un diccionario.
O a Jane.
Es La abadía de Northanger, con su mansión neogótica y sus divertidos malentendidos, pero contemporánea. Y gay.

3



«—Quiero a alguien que me quiera por lo que soy. Que no quiera cambiar mi aspecto ni mi forma de pensar ni mis principios. Necesito una pareja que esté orgullosa de mí, en público y en privado, y que esté orgullosa de sí misma.
—¿Crees que la encontrarás?».
***
Bennet siempre había soñado con el amor. Con encontrar al hombre perfecto.
Qué demonios, le valdría uno imperfecto pero honesto.
¿De quién no se enamoraría nunca, jamás de los jamases? De uno que ni siquiera tuviera Orgullo.

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