Feral
Me dobla la edad. Un delincuente convicto. Un recluso rebelde.
Me advirtieron que no me reuniera con este hombre. Mis colegas me dijeron que nadie lo había visto fuera de su casa desde que salió de la cárcel. Me dijeron que era un hombre peligroso.
Un asesino.
Pero en ninguna parte se mencionaba el alcance de sus quemaduras ni que su discapacidad lo había convertido en un hombre profundamente depravado del que ansiaba saber más. Un hombre que se había aislado del mundo el mismo día que salió de la cárcel.
Y aun así, fui, el atractivo de entrevistarlo en persona era demasiado grande para ignorarlo.
Mi deseo de contar su historia es demasiado fuerte.
Y entonces lo conocí y me dejó sin aliento. Mi trabajo como periodista, el artículo que debía escribir, el motivo de mi visita ya no importaban. Lo único que importaba era ese hombre feroz y salvaje que había desafiado todos los pronósticos.
Con él, por fin sentí que pertenecía a algo.
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