The Minotaur’s Little Peach

 

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Ella pertenecía a mi hermano.

Ahora me pertenece a mí.

Volví a casa para honrar su memoria.

En cambio, acabé en su huerto, criando a su hijo, viendo a su viuda agacharse para recoger fruta con ese cuerpecito delicado que juró que nunca sería mío.

Pero el dolor no me asusta.

La pérdida me forjó.

Y ya he esperado lo suficiente.

Ella quiere fingir que solo estamos sobreviviendo.

Pero veo cómo le tiemblan las manos cuando me acerco demasiado.

La forma en que aprieta las piernas cuando hablo en voz baja.

Yo no soy él.

No pregunto. Tomo.

¿Y cuando finalmente la muerdo?

No me detengo.

Aunque eso arruine todo lo que él dejó atrás.

Que ella cuide sus frutos todo lo que quiera. Pronto se dará cuenta… de que su jardín tiene un nuevo dueño.

Sigue leyendo para descubrir la enorme diferencia de tamaño, el hermano del marido fallecido, la proximidad forzada en una granja frutícola y un minotauro que finalmente consigue lo que su hermano nunca pudo. ¡Final feliz garantizado!

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