De qué le sirven a Jillian un sueldo de ensueño, el acceso a un jet privado, todos los beneficios unidos a ser la ultra eficiente asistente personal de Mike Furie,… si no tiene vida propia? Quiere que una vida en la que haya un hombre. Y permanecer al lado del autoritario, egoísta, absolutamente sexy y soltero Mike, no la lleva a ninguna parte. En un viaje a Aspen para "rescatarlo" de las garras de la última mujer que busca hincarle las uñas, el exceso de champagne la envalentona lo suficiente para decirle lo que piensa de sus tácticas prepotentes. Y decide abandonarlo. Una vez más. Entonces, ¿cómo diablos termina en la cama con él, en una suite nupcial en Tahoe, desnuda? ¿Por qué no puede recordar cómo aparece su firma en esa licencia de matrimonio? Mike descubre en Jill talentos que nunca imaginó que poseyera. Ahora la tiene exactamente donde quiere. Y la quiere otra vez... y otra vez. En su cama y debajo de él. Pero no se trata únicamente de lujuria, y si consigue lo que se propone, ella no se irá de su lado ni de su lecho... jamás.
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