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En Newham, la ciudad que nunca duerme, no hay sueños: solo hay pesadillas.
Desde hace unos años, una extraña enfermedad se ha extendido entre la población: cualquiera que se quede dormido y sueñe, se despertará convertido en aquello que más lo aterroriza. Los monstruos resultantes son tan diversos como los miedos de cada ciudadano: desde criaturas deformes en su apariencia, cuya mente y sentimientos siguen siendo humanos, hasta seres espantosos que causan masacres y arrasan lo que encuentran.
Esto último es lo que aterra a Ness desde que, hace ocho años, su hermana mayor se convirtió en una araña gigante que devoró a su padre. Ness no sabe qué le produce más miedo: si el peligro de que alguna otra Pesadilla la asesine, o el de acabar como su hermana. Por si fuera poco, a sus diecinueve años Ness no tiene familia, trabajo ni nadie que se preocupe por ella. Esa es la razón de que se aferre a su puesto en la Sociedad del Alma en Reposo, una dudosa organización que puede -o no- ser una secta.
Sin embargo, la cobardía de Ness tiene un costo, y el director de la ¿secta? en la que vive está a punto de echarla tras un incidente en el que su actitud pone en peligro a sus conciudadanos. Para demostrar su valía, Ness consigue que le encarguen lo que debería ser un trabajo sencillo para la organización… y el encargo le explota en la cara. Literalmente.
Enredada en las secuelas de un atentado en el que han perecido cientos de personas -y cuyos únicos supervivientes son Ness y un joven que quizás vampiro planee chuparle la sangre-, Ness hará todo lo posible por sobrevivir, averiguar quién está intentando matarla y detener la conspiración criminal que empieza a intuir, antes de perder lo único que le queda: su vida.
2
Toda pesadilla empieza a soñar.
El Espectro Pesadilla anda suelto. Pero en Newham hay cosas aún peores. Indefensa ante una realidad letal, Ness no sabe qué hacer para sentirse segura. Quizás la solución sea pedirle al Espectro que la convierta en un monstruo... O quizás debe aprender a confiar de una vez en quienes la rodean.
Ha llegado la hora de que Ness arranque los temores que la recubren como una segunda piel... y se despida del miedo.
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